El abandono de muchos años le ha pasado factura al edificio que ocupa un manzana frente a la plaza Urquiza. El vandalismo se ocupó del resto. Y así el Colegio Nacional Bartolomé Mitre, una verdadera joya arquitectónica de la ciudad, fue perdiendo su brillo. Por eso, y teniendo en cuenta que en diciembre cumple 160 años de vida, comenzó una importante obra para refaccionarlo y dejarlo a la altura del monumento que realmente es.
El plan de revalorización incluye que vuelvan a colocarse las antiguas e imponentes rejas que tenía el inmueble rodeado por las calles Maipú, Santa Fe, Muñecas y la Avenida Sarmiento.
El Ministerio de Educación planeó el rescate del Nacional en dos áreas: la parte interna y la externa. La subdirección de Educación Técnica, a cargo del subsecretario, Juan Pablo Durando, hizo tareas parquizado y se retiraron plantas y árboles añejos. Además, se repararon las farolas y han encarado trabajos de investigación para poder retirar la pintura de grafitis de las paredes, sin dañar la piedra que las recubre. Por otro lado, se planea reubicar el busto de Sarmiento, haciendo un nuevo monumento, informaron.
El trabajo se hace poco a poco, con recursos de Infraestructura Escolar del Ministerio de Educación. Lo interesante es que la mano de obra está a cargo del personal de esa repartición y también reciben la ayuda de los alumnos voluntarios de las escuelas técnicas.
Según adelantaron, se prevé reponer la iluminación original del frente del colegio (muy parecido a la Casa de Gobierno) con 800 focos; y reparar las baldosas de las veredas de las cuatro cuadras que rodean al edificio.
El misterio de las rejas
El ingeniero Durando, quien ya tenía en mente desde 2015 la idea de revalorizar el Nacional, contó que él sabía que el colegio históricamente tenía rejas, pero desconocía dónde estaban. “Buscando, encontramos que estaban en el jardín Querubines, que pertenece a la Municipalidad de la capital. Hallamos 300 metros lineales de rejas originales del Nacional colocadas allí, y además dos portones. La ministra de Educación, Susana Montaldo, habló con la intendenta Rossana Chahla y ella accedió a sacar las rejas para devolverlas al colegio con el compromiso de que Educación se encargue de reponer otras verjas en su reemplazo”, detalló.
Aunque no hay muchos datos, según lo que pudieron indagar, las rejas habían sido extraídas del edificio a fines de los 50 o a principios de los 60. Durando cuenta que no había ningún plano del viejo edificio con las rejas, y que encontró en un organismo de Buenos Aires este material y fotos para cotejar con las que había en el jardín Querubines.
“Todavía falta encontrar otros portones que no sabemos dónde están porque el enrejado original del colegio tenía tres portones grandes sobre la calle Muñecas, uno en el ingreso a la casa del rector, sobre la avenida Sarmiento, y dos más sobre calle Maipú”, describió.
“Las rejas originales tenían más de siete metros de largo, todas de hierro macizo. Cuando las instalaron en el Querubines, a algunas las dividieron en dos partes, e inclusive hasta en tres partes. Por eso, hay que extraerlas y volverlas a reconstituir”, especificó.
El ingeniero comentó, además, que están trabajando en el proyecto de mampostería para colocar las verjas. “Hay que definir una cuestión importante que es la altura de la mampostería, ya que la Comisión de Patrimonio de la Provincia pide que se respete la altura original, pero por los costos planteamos que podría ser un poco más baja”, precisó.
Las palmeras están listas
“Desde fines del año pasado venimos trabajando en todo lo que es el entorno y parquizado del Nacional extrayendo plantas enfermas contaminantes o plantas mal ubicadas que distorsionan la visual”, detalló Durando.
La etapa siguiente es reponer las palmeras que faltan sobre las calles Sarmiento y Maipú. Para ese trabajo, contaron con la ayuda de 10 alumnos de la escuela Agrotécnica de Famaillá, quienes estuvieron limpiando una zona rural, cerca de un arroyo, para extraer estas plantas de la especie Pindo, que son las que se colocarán junto al edificio. “Fueron extraídas con máquinas y las trasladaremos antes de agosto, con ayuda de la Dirección de Vialidad”, aclaró.
Relevamiento
Cuenta el funcionario que lo primero que hicieron fue un relevamiento de la parte exterior del Nacional. “Vimos que había mucha vegetación -el edificio estaba muy tapado con plantas-, basura y grafitis. Muchos de los árboles del entorno estaban enfermos y por eso se procedió a retirarlos. La mayoría eran siempre verdes, que corrían el riesgo de caerse. Además de no ser una especie apta para arbolado público, es exótica porque es originaria de China. Durante seis meses estuvimos trabajando con la Municipalidad en el monitoreo y extracción de los ejemplares, muchos de los cuales estaban mal ubicados y servían de refugio y de baño para algunas personas”, describió.
Actualmente, según detalló, están trabajando en la iluminación externa. “Alrededor del Nacional hay 20 columnas con farolas antiguas. Las tuvimos que sacar porque no funcionaba el sistema eléctrico. Las llevamos al taller de la escuela Agrotécnica de Famaillá, donde fueron desarmadas para su limpieza y reparación, pintadas, y ahora les están haciendo la instalación eléctrica. En unos días se volverán a colocar”, anticipó.
Hace 85 años se inauguraba el mástil del Colegio NacionalMientras tanto, otros alumnos voluntarios de la escuela Técnica N°2 Obispo Colombres realizaron la adecuación de las columnas que están en el colegio. Los estudiantes estuvieron trabajando durante todas las vacaciones de invierno.
Otro punto importante para la restauración edilicia tiene que ver con los grafitis que se multiplican por toda la fachada del inmueble. “Se hicieron varias pruebas para tratar de extraerlos. Las paredes del Nacional están revestidas con simil piedra París. Por eso, la gente de Infraestructura del Ministerio ya se comunicó con los especialistas de Patrimonio de la Provincia para ver cómo realizar la limpieza sin dañar esta piedra. También hay que analizar el tema de costos”, señaló.
“En cuanto al monumento donde está el busto de Sarmiento, vimos que está muy deteriorado. La mampostería que lo acompaña es muy grande y ocupa demasiado lugar. Pero el mayor problema es que la gente lo usa de baño y tiene rincones que son utilizados por personas de la calle para dormir. Lo que planteamos es sacar ese monumento que está a mitad de cuadra -entre Muñecas y Maipú- y ponerlo en otro lado: en la ochava de Muñecas y Sarmiento”, propuso. En esa esquina se hará el nuevo monumento para el busto de Sarmiento, adelantó. Por último, remarcó que quieren mejorar el Anfiteatro que se encuentra al fondo del colegio. Mientras tanto, siguen avanzando con cosas puntales dentro de un edificio que estuvo durante mucho tiempo abandonado y que presenta humedad, pérdidas de agua y roturas, entre otras cuestiones.
La mayoría de los trabajos se hacen con muy poco presupuesto y “a pulmón”, según dijo. Pero con la convicción de que el Colegio Nacional es una joya que los tucumanos debemos recuperar.
Úrsula Luft Albarracín de Stordeur, vicedirectora interina a cargo de la dirección del colegio, coincide en que es necesario revalorizar la institución para beneficio de todos los que asisten a diario. Hay que priorizar la limpieza y la seguridad del edificio, pero también el edificio no solo necesita refacciones en la fachada y el entorno, sino también en el interior, admitió. La docente confía en que puedan seguir avanzando los trabajos para el cumpleaños número 160 de la institución, que es en diciembre pero se festejará a fines de octubre.
Historia: cómo y cuándo se inauguró el Colegio Nacional en nuestra provincia
El modelo del Nacional de Buenos Aires se replicó en varias capitales de provincias, entre estas San Miguel de Tucumán. Se inauguró el 9 de diciembre de 1864. En sus inicios ocupó el edificio en el que hoy funciona la Escuela y Liceo Vocacional Sarmiento, sobre calle Virgen de la Merced 29 (ex Rivadavia).
Mientras tanto, en 1907 comenzó la construcción de la sede propia, frente a la plaza Urquiza.
El edificio, rodeado por jardines y limitado por una reja perimetral, componía junto con el teatro San Martín, la vieja Legislatura y el antiguo Hotel Savoy una unidad arquitectónica con líneas italianizantes, muy de moda en la época del Centenario.